domingo, 3 de marzo de 2013

Indignado me siento otra vez cuando nos insisten en la idea de la gratuidad de los servicios por los que pagamos con el afán de desmantelarlos y hacer de ellos un negocio para beneficio de unos cuantos acaparadores. Pagamos por la sanidad digna, por una educación de calidad, por la cultura y los museos, por las infraestructuras y derecho a utilizarlas, por la justicia al alcance de todos, por una cámaras de representantes dignas, por el acceso a una vivienda con unas condiciones mínimas, por un puesto de trabajo, por una atención a nuestros mayores y a nuestra infancia, a una pensión suficiente y muchas cosas más. Por todo esto pago cuando realizao cualquier compra, cuando de mi salario me hacen una retención, cuando de mis intereses fiancieros hacienda toma su parte, cuando realizo mi declaración de la renta y cuando pago impuestos directos por una operación de compra-venta. Se puede si la gestión es correcta, si los recursos son bien administrados, si conseguimos quitarnos de encima a los que no quieren que esto sea así para sacar ellos beneficio personal.
El Sr Hessel nos ha dejado su legado, muerto él no debemos dejar morir sus ideas que han dado un gran impulso al avance social y moral del siglo XX.
Indignado me siento cuando a la juventud no se le ofrece alternativa, o mejor dicho, sólo se la lleva por el camino del "aburramiento". Es necesario que no aprendan a pensar, es necesario que ediles y gobernantes cuenten con ellos como fieles seguidores de la religión del consumismo sumiso para seguir llenando sus bolsillos a costa de matar sus neuronas, su creatividad, su orgullo, su dignidad. En plena edad de formación de la personalidad se les abandona en la más absoluta indiferencia, se destruye su ilusión por el futuro, se les ponen obstáculos donde deberían encontrar ayuda y motivación. ¿Qué respuesta esperamos de esta juventud? ¿Tendremos derecho a quejarnos de su comportamiento en el futuro?

martes, 1 de enero de 2013

Indignado me siento cuando nos bombardean con malos augurios para desmoralizarnos, es una sencilla táctica de guerra y máxima en educación, si lo repites incesantemente al final terminan creyéndolo. Reivindico la unión y la ilusión por un nuevo futuro que nos quieren robar, pero no podrán, es el nuestro.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Indignado cuando se cierran hospitales, se desmantela la educación pública, se suprimen las líneas de investigación, se reducen las ayudas a los más necesitados, se corren tupidos velos sobre las corruptelas, se abandonan a su suerte a los jóvenes, se promueven oscuros acuerdos entre los partidos dominantes, se pliegan todos los intereses del estado ante los mandatos de los mercados, las instituciones públicas crecen en parásitos en vez de menguar. Cuado los cerebros privilegiados tienen que buscar refugio fuera de nuestras fronteras, los profesionales en los que hemos invertido esfuerzo, tiempo y dinero tienen que buscar el simple sustento en otros paises que aprovechan esta gran ventaja competitiva, también cuando los políticos dicen que la cultura es política si los critican, y cuando veo cada mañana a mi vecino que duerme en los bajos de mi edificio buscando un poco de refugio a falta de otra cosa mejor.

martes, 2 de octubre de 2012

Indignado me siento cuando nos acusan de antisistema, evidentemente los que apoyan el sistema, los que lo quieren perpetuar para su beneficio acusan a otros de intentar cambiarlo. Es evidente que estoy en contra de un sistema que pregona y se atrinchera con la ayuda de la fuerza pública, que la situación actual, y lo que es peor, la que viene, es la natural, la legal, la inamovible. Y lo que más me idigna es que lo dicen desde la prepotencia de un nivel privilegiado que tiene un origen dudoso, porque dudo de las fuentes y dudo de la moralidad o legalidad natural de lo recibido por herencia.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Indignado me siento al escuchar como los aduladores nos dicen que la competencia favorece a los consumidores. Por desgracia ya está aquí la prueba de que esto no es verdad. La paradoja surge cuando se identifica el consumidor con el trabajador. La competencia es buena porque bajan los precios a los consumidores, pero para que bajen los precios hay que bajar los salarios de los "consumidores", perdón, los trabajadores. Y llegamos a un escenario conocido, los salarios no dan para mantener el nivel de vida de los trabajadores, que a su vez no pueden consumir. Para intentar vender hay que bajar los precios (aumentar la productividad es´la opción más compleja) y lo más rápido es bajar los salarios, pero si los salarios caen, los trabajadores-consumidores no pueden adquirir artículos, pero hay que vender, para bajar los precios y poder vender bajamos los salarios, pero claro... quien va a poder comprar. Pues los que no sufren bajada salarial y sí sacan provecho de la bajada de precios, piensa tú mismo el final de esta historia.
No te deprimas, hay salida... otro día.